Verso Primero: “Dice mi hija Alma que los escarabajos que brillan parecen de oro”
(Desde fuera. La motivación, el ideal, los sueños)




Se evapora el musgo entre las columnas

de fino verde que rasga el acontecer

Pilares de interiores nacen,

se ocultan y se acunan


Mas el poder del cosmos

bien nos quisiera tempestuosos velos de lluvia,

cubiertos varios del inmenso apego a la medida


(En el desvelo acariciamos otros versos)

Materia dúctil que la plástica entona, con su lustre

ausente, durante la ceremonia del cortejo


Silenciosas las distancias

en el descubrir colorido de las estrellas


Miniaturas de vaho cortinado apuntillan sus salidas,

durante el estrecho recorrido de sus abruptas gotas


Al respirar de las altivas columnatas,

como brazos que irrumpen en la tierra, savia de vida, árbol


Ánimas transparentes de ojos de cristal, lánguidas,

¡Cuánta belleza sin color!, sin olor





Verso Segundo: “Y que el otoño es un día de despedida del sol”

(La renunciación)

DESPIERTO

Cuando el día es noche

quiere la noche ser día.

Las horas se pierden en la penumbra

y yo despierto, sin querer, en la oscuridad.


La renunciación




Verso tercero: “Y que cuando se hace alguna cosa por primera vez hay como algo en la barriga”

( los interiores escépticos)






Interiores escépticos 2

Interiores escépticos 1

Interiores escépticos 3 *

Interiores escépticos, 5 *













Verso cuarto: “Y que la poesía es una historia en la que se cuenta algo especial”
(Aires de azul)












En la solitaria estancia,


lo perverso, aunque presente, desaparece.


Nada perdura, por el momento.


Un alivio hondo llega


Cuando el aire anuncia su entrada.


¡Oh respirar! ¿Adónde te habías ido?


¡Cómo he echado de menos tus caricias!












Verso quinto: “-¿Papá, el cielo, las nubes y todo eso nos oyen cuando gritamos?”

(Ya desde adentro. El interior verdadero)


El escarabajo dorado 1*

Qué pregunta tan dulce,

De nuevo el escarabajo,

Ya sin sus viejas estafas

de piel carbón,

Ya sin el recuerdo

Las holguras y las pizcas

Brillante

Ya desde adentro,

sin las molestias de ese mirar

lo de dentro,


ilustra musgo ahora, su verdadera mirada.



Cuando el rayo de sol no lo ilumina

una gota de luz en tu piel mojada.

Blanco frágil, negra túnica invernal,

duerme en paz.

Ahora verdes se visten de gala,

y el agua se hincha.


Crece la luz del mediodía.


Allí está, entre párpados, tu escarabajo dorado.

Que sabemos que oyen,



de adentro afuera.